Aún no se ha encontrado el límite de aplicación de el Par Bío Magnético, y muy probablemente no se alcanzará nunca, ya que desde su descubrimiento en el año 1988 no ha dejado de crecer, transformarse y desarrollarse por parte de miles de terapeutas, practicantes y estudiosos/as de todo el mundo, llegando a unos niveles de aplicación e inventiva asombrosos.
Tanto la escuela Góiz como el resto de escuelas en general, defienden que esta técnica influye de manera directa sobre el PH (potencial de hidrógeno) de la sangre, que a su vez altera y regula el medio interno donde los microorganismos internos viven.
Esto se traduce en virus, bacterias, hongos y parásitos, que aún viviendo en armonía y coalición la gran parte del tiempo, en ocasiones se producen alteraciones en este terreno interno permitiendo que estas formas de vida se desarrollen sin control y proliferen llevando a cabo los desequilibrios que conocemos como enfermedades.
This is where the magnetic pairs come into play, restoring the internal environment, allowing all systems, including the immune system, to bring these processes back to normal.
Así mismo las aplicaciones y usos son infinitos, ya que esto queda a elección del operador o terapeuta y a su modo y enfoque de entender la técnica.
Pero en líneas generales podemos trabajar casi con cualquier aspecto tanto de la biología animal como vegetal.
Dentro del mundo animal no humano, también es excelente para abordar multitud de problemas, para ello existen manuales, escuelas y terapeutas especializados/as.
Para su aplicación en seres humanos podríamos trabajar en todos los sistemas orgánicos como son el sistema óseo, muscular, sistema nervioso, sistema sanguíneo, sistema linfático, glandular, reproductor, etc. Pero además su efecto se amplía a los campos NO orgánicos como son el emocional, el mental o psicológico, al kármico o ancestral transgeneracional, cuerpos energéticos o sutiles e incluso a la liberación de memorias pasadas o familiares.