El Par Bío Magnético es una técnica terapéutica descubierta y desarrollada por el doctor mejicano Isaac Góiz Durán en el año 1988.
Se fundamenta en los trabajos del físico norte americano Richard Broering Meyer y sus descubrimientos sobre los efectos de los campos magnéticos sobre la biología animal, más concretamente sobre la del ser humano. Su labor permitió observar los cambios que se producían en el cuerpo humano, cuando este era expuesto a distintas fuerzas magnéticas.
Su investigación le llevó a concluir que la biología humana respondía al efecto estimulo respuesta cuando un imán era acercado, entendiendo que el efecto de éste, ejercía un poderoso influjo a nivel atómico redundando en todas las capas posteriores hasta llegar a la célula y al resto de los tejidos.
Asimismo logro comprender que el Potencial de Hidrógeno (PH) era la clave para entender todos estos cambios y lo que ello suponía.
El Par Bío Magnético es una técnica terapéutica polifacética que nos permite afrontar distintos aspectos de desequilibrio en nuestra salud. Su fundamento se basa en las fuerzas magnéticas que emplea y que atraviesan nuestro organismo, ejerciendo un control consciente de éstas con el objetivo de obtener una reorientación de dichas fuerzas, que a su vez organizan e influyen en todos elementos físicos y químicos incluidos en la tabla periódica.
Lo que hace a el Par Bío Magnético una técnica única es en esencia su efectividad para buscar y encontrar puntos en desequilibrio a través de la Kinesiología. A reequilibrarlos y finalmente a mantener nuestro sistema vital en un permanente equilibrio homeostático.
Dado que toda biología animal y vegetal se conforma de materia, que a su vez se basa en reacciones químicas y físicas, los imanes y campos magnéticos empleados en esta técnica son susceptibles de modificarlos y ordenarlos con el objetivo de que los órganos recuperen su sustento bío magnético natural.
Uno de estos aspectos es el reequilibrio del ph interno correspondiente a cada punto y órgano correspondiente.
Esto produce una reacción en cadena partiendo del nivel atómico hacia niveles superiores, es decir hacia la materia, influyendo de una manera definitiva en los microorganismos implicados en todos y cada uno de los procesos llevados a cabo a nivel interno para el sustento o no de la vida. Por lo que desde la biología conocida y aceptada por la ciencia actual, como virus, bacterias, hongos y parásitos, hasta los NO reconocidos como biontes/simbiontes o campos sutiles de la energía que nos envuelve, o incluso los llamados Nadis o meridianos de energía Chi o Ki que son ancestralmente conocidos e integrados en varias culturas alrededor del mundo.